domingo, 12 de junio de 2011

Ciclo de lluvia

Un día dijiste:
—Cuando vayas al mar,
háblale de tus penas.
Pídele que aclare
las borrascas que te ciegan.

Y así lo hice.
Me sumergí en su azul,
me columpié en sus aguas,
me arrullaron sus olas…
y mi alma, al fin, se confesó.

La verdad desertó mi pecho,
diluida en lágrimas tibias,
lamentos tristes y cobardes
que nunca se atrevieron a hablar,
ahogados en un mar tardío,
turbio de agua y sal.

El sol incendió el océano.
El rey de fuego sublimó las aguas
y las elevó hasta el cielo,
soplo de nubes blancas,
cargadas de sentimientos
que nunca fueron palabras.

Las gotas en las alturas
navegan achubascadas,
desbordantes de huellas tuyas,
alzadas en alas grandes,
emisarias encubiertas
de latidos… y de ganas.

Nubosos pensamientos,
tempestades silenciosas,
se amontonan en la noche
y te buscan sin demora.

Si alguna vez te llueve un aguacero,
si te habla,
si te toca…
escucha atento el "te quiero"
que el mar le enjugó a mi boca.


versión revisada 24 de agosto de 2025


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