sábado, 26 de julio de 2025

¡No quiero ver estrellas!


—¡Ayyy! ¡El dolor es terrible! ¡Ahí viene otra vez! ¡No creo poder soportarlo! —gimoteaba yo, agarrada a la camilla como si estuviera pariendo trillizos.

—Tranquila, esta es la peor parte —dijo la cosmetóloga, con la misma voz que usan los verdugos antes del hachazo.

Respiré profundo, cerré los ojos y me dije: “Por favor... es solo una limpieza de cutis. Ni que te estuvieran arrancando el alma por los poros.”

Lloré. Silenciosa y digna.

Horas después, ya en casa, Diego me mira fijamente y pregunta con genuina preocupación:

—Mami… ¿tienes lechina?

Original publicado 23 de abril 2010
Versión revisada 26 de julio 2025

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