miércoles, 17 de agosto de 2011

El apuesto Bwin

No me gustan los deportes. No los entiendo, no les veo ni pizca de gracia, y el fútbol, uff, ese es el Everest de mi incomprensión. Los mundiales son como una pesadilla de colores y gritos, y los días de partido, todo el mundo parece poseído por una especie de hipnosis colectiva mientras yo floto en mi propio planeta, probablemente en órbita alrededor de Marte.

Hoy, feliz y orgullosa, había terminado todos mis deberes a las cuatro de la tarde. Apenas me acomodaba en la cama para ver algo en la tele (no fútbol, obviamente), cuando suena el teléfono. Era mi amiga Loli, en modo pánico: no encontraba el canal del gran Barça contra Real Madrid, y me pedía que la acompañara a Altamar para ver el partido con “los muchachos”.

Mi primer impulso fue decir NO con mayúsculas, minúsculas y en jeroglíficos. Pero Loli es una experta en el arte del chantaje emocional, y no había argumento que resistiera su determinación. Al final, cedí. Ella, triunfante, me lanzó un consuelo de hierro:
—“¡Chica, no pongas esa cara! Tú no te preocupes, que los jugadores son colirio para los ojos. Durante el juego te refrescas la vista.”

Llegamos justo en medio del primer tiempo. Los chicos, reacomodándose como si estuvieran armando una tribu alrededor del televisor, nos hicieron un lugar en el círculo sagrado del fanatismo. Todos con la mirada clavada en la pantalla, completamente poseídos. Yo, cual pájaro en pradera, rendida a mi destino, me refugié en las redes sociales, buscando un respiro... pero ni allí escampó la tormenta: los comentarios solo hablaban del partido.

—“¿Verdad que son lindos? Me encanta Piqué,” me susurró Loli con tono de fanática en trance.

—“¿Quién?” —Pregunté con cara de absoluta novata.

—“¡El novio de Shakira, chica!” —dijo mirando al techo, como invocando fuerzas. Luego, con tono retador, añadió:
—“¿Y a ti cuál te gusta?”

Señalé al televisor tratando de disimular:
—“Ese, el alto de barba, el de uniforme blanco.”

Loli me miró incrédula y preguntó:
—“¿Cuál?”

—“¡Bwin!” —solté sin dudar, convencida de que había descubierto un nombre súper futbolero.

La carcajada de Loli fue tan estruendosa que casi nos sacan del sitio por interrumpir el sagrado ritual con nuestras risas.


Aclaro para quienes se pregunten quién es ese tal Bwin: después de aguantar dos horas de risas y burlas por mi ignorancia, aprendí que Bwin es el patrocinador del Real Madrid, por eso aparece gigante en las camisetas.

Y ese guapetón que me distrajo todo el partido es Xabi Alonso, pero para mí, siempre será el apuesto... Bwin



Versión original 18 de agosto de 2011
Versión revisada 24 de agosto 2025

1 comentario:

  1. esta muy divertido, ademas de ser honesto y dejar en claro que es una de las razones por la cual muchas chicas soportan este deporte...

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