sábado, 16 de abril de 2011

yo por ti


Yo por ti,
robé las tuercas de Henry James,
desarmé sus mecanismos con manos de sombra
y les di cuerda con el pulso del deseo.

Me apropié, sin culpa, de la poesía de Neruda,
deshojando sus metáforas
hasta convertirlas en besos indecentes
sobre la página de tu piel.

Falsifiqué los trazos dorados de Klimt,
las líneas inquietas de Schiele,
pintando tus formas en muros invisibles
donde sólo yo podía verte.

Desvalijé los cuentos de los hermanos Grimm,
guardé en mi bolsillo los finales felices
y reescribí las moralejas
con tinta de fiebre.

Arranqué las flores de Barrie
en los jardines invisibles de Kensington,
persiguiendo la fragancia de tu risa
más allá del polvo de hadas.

Suplanté al sultán
por mil y una noches,
y en cada una,
te inventé una historia
para que no dejaras de soñarme.

Con el botín de todos los mundos
construí un edén clandestino
entre los paraninfos de una ciudad que ya no existe,
donde el saber era delirio
y el amor, una lengua extinta.

Me reflejé en espejos de cielos rasos,
me busqué en las grietas de su luz artificial,
deliré en cantos lunares
que sólo se escuchan al borde de la locura.

Yo por ti…
trasgredí el arte,
el tiempo,
la lógica,
el juicio.

Yo por ti…
aluciné.

Versión original 16 de abril de 2011
Versión revisada 24 de agosto 2025

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