sábado, 24 de julio de 2010

Nunca es triste la verdad...


     Confieso que tengo muchos días ya, con la musa por el subsuelo. Así que hoy me he mirado al espejo y me he auto propinado un par de bofetaditas (suaves), a ver si dejo atrás el bloqueo.
     Ante la insistencia de uno de los miembros del club de apoyo literario (el Guari-french), debo producir otro post para mi blog y se me ocurrió un experimento. Lo malo es que si tengo éxito, y se genera un escrito medianamente interesante, mis problemas pasarán a ser de otra índole… del tipo doble A, por ejemplo.
     El experimento es el siguiente: replicar las condiciones bajo las cuales escribí las crónicas marcianas que tanto le gustaron al Guari: 1. Quedarme sola en casa. 2. Abrir una botella de buen tinto. 3. Música maestro. 4. Pedirle sugerencias de tema a algún cangrejo inmortal, y por último, prender a Delia (así bauticé a mi laptop).
     Manos a la obra…
     Primero esperé a quedarme sola en casa y descorché un Cabernet Sauvignon chileno. Muy bueno, por cierto. Check.
     Mi hijo menor, está con su amigo Bruno. Los cuida un niñero de lujo, recién llegado de Cambridge, Massachusetts. El vinito se está portando bien… lo digo porque el mismísimo John Harvard me acaba de guiñar el ojo desde el cielo, en un gesto cómplice de apoyo. Check
     Mi hija mayor, no es ningún obstáculo para mi escritura. Como está en plena adolescencia, no me dirige la palabra, así que no interrumpirá. No obstante, se fue al cine con su papá, que si suele ser una limitante al preguntar cosas cada cinco minutos… corrijo: segundos. Check
    Desde la mañana estoy en una onda de Serrat. Así que esta vez es el turno de mi adorado Joan. Check
    Luego de media botella, el sempiterno crustáceo decretó que el tópico de la tarde será el siguiente:
…Nunca es triste la verdad... lo que no tiene es remedio
     Hay opiniones encontradas. La mayoría, tomamos al catalán, tal como es… un dios de la poesía, de los cantares y de la vida. Otros, más notables, no estaban de acuerdo con la premisa, alegando que hay sólo una cosa sin remedio. La muerte.
     Mi humilde opinión es, que aún cuando es cierto que la muerte es irremediable, la verdad, es también inexorable, porque ante ella, tampoco hay nada que hacer… Ni siquiera pretender que los dedos pueden ser tapa soles.

Sinceramente suya
Julieta Capuleto.

3 comentarios:

  1. Me encantó, de verdad. Por mi, deja la musa un poco mas de vacaciones. Yo, francamente, le discute pocas cosas a Serrat. saludos

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  2. Venga a mi lecho. No es una proposición deshonesta, es que vivo a 200 metros de donde vive Serrat.
    De acuerdo, es una proposición deshonesta (pero eso no impide que seamos realmente vecinos).

    Siempre suyo
    Un completo gilipollas

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  3. Yo estoy igual y sin tiempo para descorchar ni Cabernet ni nada! Buaaaaaa!!!!!!

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