viernes, 23 de abril de 2010

La técnica


Cuando él le dijo que ya no la amaba, ella hizo lo que siempre había hecho frente al dolor: se quedó quieta, muy quieta, y contuvo la respiración.

Durante unos segundos, no sintió nada. Ni el pecho apretado, ni las lágrimas detrás de los ojos, ni el vértigo de saberse sola.

Solo vacío. Silencio. Como si el alma también pudiera fingir anestesia.

Exhaló lento.

La técnica funcionaba…
Solo que, como siempre, duraba menos que el daño.


Publicado el 23 de abril de 2010
Versión revisada 27 de julio 2025

No hay comentarios:

Publicar un comentario