Todos lo hemos sentido alguna vez… el dolor es punzante, terrible, agudo… pero si nos quedamos quietos y contenemos la respiración, nuestra mente es capaz de engañarse a si misma por breves instantes y no sentir nada.
Esta técnica inútil puede también usarse en el plano emocional… donde el dolor, es a veces mucho más intenso que el sufrimiento físico.
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