miércoles, 27 de octubre de 2010

El pequeño seductor.

Beatriz formaba parte del grupo de personas que conocían mis deseos de ser escritora, pero era de las pocas a las que había enviado parte del relato en el que trabajaba. En alguna oportunidad también le confesé ciertas frustraciones y miedos que hacían el camino al cumplimiento de mi sueño, harto difícil.

Como si fuese la reencarnación femenina de Sigmund Freud, sólo le tomó echar un vistazo, para entrelazar realidad, ficción, deseos y represiones, e hilar un diagnostico de los tormentos inconscientes que martillaban mi cabeza.

Desayunábamos juntas mientras en el otro extremo de la mesa, nuestros respectivos esposos le sacaban punta a la política del país. Su hijo Bruno, de ocho años de edad, me enseñaba su extraordinaria capacidad para el dibujo de mangas japonesas.

- ¡Bravo Bruno!… fenomenal - Aplaudí al pequeño por su maravillosa obra.

- ¿Bruno no le vas a dar un beso? - Preguntó Beatriz al chiquillo.

Sin alzar la vista Bruno sólo movió la cabeza de un lado a otro, en señal de negación. Su padre, contrariado ante el desplante, intervino:

- Hijo, ¿cómo le vas a negar un beso a una mujer bonita? ¿No te parece linda?- Bruno respondió con un contundente: -¡No!

Beatriz miró retadora a Bruno y con la pericia de una maestra veterana en el arte de usar psicología inversa, le dijo que si quería ser descortés y grosero, tendría que buscar otro plan, porque yo era la única mujer en el mundo a la que decirle que no era bella, era el cumplido más grande. Bruno soltó una carcajada y finalmente me dio un gran beso.

Al reflexionar sobre lo ocurrido, me di cuenta de lo cierta era la afirmación de Beatriz, y de lo mucho que me incomodaba el culto a la apariencia, pero sobre todo, que no existía para mí una cualidad o característica superlativa a la inteligencia.

Tiempo después leí en algún lado, que una de las reglas de la seducción del mismísimo Casanova, consistía en decirle a las mujeres hermosas que eran inteligentes, y a las inteligentes que eran hermosas.

El flashback fue instantáneo. No pude evitar recordar a Bruno, el pequeño seductor… ¿Será posible que siendo tan pequeño ejercitara su técnica?

jueves, 16 de septiembre de 2010

Una paella muy especial.

   El abuelo, emigrante de Canarias. La abuela, Margariteña de pura cepa.
   Los cinco hijos, nacidos en un paraíso terrenal: la pequeña Venecia.
   La paella, Delicia culinaria preparada con los mariscos más frescos, los ajíes más rojos y las manos más expertas… se convirtió en la ceremonia familiar por excelencia, donde el maridaje de los sublimes sabores unidos al aromático humo de la leña, tatuó en sus almas el sabor de la unión fraternal.
   En algún momento de sus vidas, los vástagos tuvieron su iniciación para probarse dignos sucesores de la sazón del clan, y estos a su vez transmitieron la sabiduría del rito familiar a sus hijos.
   La generación de nietos se cultivó en la tradición culinaria… pero uno de ellos, el más rebelde e indómito de todos, desarrolló su manera muy exclusiva, poética dirían algunos, de hacer de la paella una experiencia muy especial…un particular ingrediente añadió una nueva dimensión al platillo ibérico…
   En vez de perejil… el recién estrenado chef, eligió otra planta herbácea familia de las sativas, para aliñar su creación.
    …..
   Fue unánime el dictamen. Todos los galardones culinarios, todos los tenedores de oro, no serían suficientes…el chico estaba dotado de un gran talento, había superado a toda la casta de paelleros. Los alegres comensales elevados por un sublime sentimiento de bienestar espiritual y físico… regocijados ante la más positiva de las vibras, ovacionaron al joven novato y lo declararon ¡rey indiscutible de las paellas!

martes, 14 de septiembre de 2010

“Bucket list”

     El jueves murió una de mis compañeras del Taller de escritura creativa. En su blog personal tenía su “Bucket list”, aquellas cosas que quería hacer antes de “patear el balde”. Me entristeció enormemente que se fuera tan joven y me pregunto cuántos de los sueños enumerados en su lista pudo realizar.

  Leer ese post me hizo reflexionar profundamente y caí en cuenta de que los días se transforman en años en un abrir y cerrar de ojos y que yo no había hecho mi lista… y si no la hago, no puedo empezar a acumular logros.




- Ordeñar una vaca




- Sentarme en un torno para cerámica… con el fondo musical de unchained melody interpretada por los Righteous Brothers.




- Viajar en un crucero… por el Mar Báltico preferiblemente.




- Conocer Estambul.




- Hacer el camino de Santiago.




- Ir a una vendimia…




- Ir a un asentamiento indígena.




- Ver un parto natural.




- Hacer cima luego de escalar una montaña… un cerro pequeño es válido!




- Escribir un libro




- Hacer una excursión en kayak.




- Comer el gusano, luego de beber una botella de Mezcal.




- Hacer un paseo por la ruta 66.




- Manejar un descapotable.




- La gran Sabana… hay que ir.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Do not disturb.

     Te imagino trotando, con el ipod sujeto a tu brazo derecho. Lentes oscuros ocultan el dejo de tristeza propio de aquellos que extrañan su tierra.
    Imagino tu silueta cruzar el ocaso encarnado, que encierra un sol inmenso a punto de zambullirse en el mar. Tu perro, jadeante ante el sofoco del calor costero, acompaña tu soledad.
     Imagino que oyes a Bach, el preludio de la suite No 1 interpretada en cello por Yo Yo Ma. La música, tus pasos y tu corazón, pulsan al mismo compás.
     Imagino tu olor a sal marina lavada por abundantes hilos de sudor que emanan de tus poros.
     A más de dos mil kilómetros de distancia, en otra ciudad, me preparo para entrar en el placentero sueño. Quiero imaginar más y más. Yo también quiero correr y me apresuro a buscarte. Quiero alcanzarte, pero ya no te veo.

….

    De espalda recta y estirada la veo acercarse a mí. Tiene una ceja alzada, es el gesto severo e inconfundible de aquellos que lo desaprueban todo, que lo censuran todo, que lo juzgan todo.
    Aunque es acartonada y rigurosa, la reconozco ¿soy yo?, es como verme a mí misma al espejo...
     Ella, la entrometida Alter ego, se infiltró en mi sueño. Inflexible acerca su cara a la mía, me mira, se lleva el índice a los labios y me dice:
    -Shhhhhh!!!  Do not disturb…

lunes, 23 de agosto de 2010

Martirio neoespartano.


   La felicidad que sintió antes, se transformó en escozor cuando sus labios agrietados entraron en contacto con el salitre. Hombros y pómulos, latían al golpe del sol abrasador de la isla.



   Aún velados por la bruma y el ardor, sus ojos percibían el incendio en la piel de sus hermanos. Sabía que la suya lucía igual de roja después de horas de jugar con sus tres hermanos varones en las playas margariteñas.


   Sabía de antemano que la hora de irse había llegado, porque las pulsaciones de su lengua hinchada por la sal, marcaban el tiempo mejor que un reloj.


   No habían bebido nada en el transcurso del día, y para colmo, debían esperar a llegar a la bodega que quedaba cerca del pueblo, para que su padre les brindara un refresco. Comprar bebidas en los quioscos playeros no era una opción, pues costaban el doble. Nunca tenían la previsión de llevar una cantimplora llena de agua fresca.


   Como era costumbre, el único paño sería compartido por los cuatro hermanos. Tenían que quitarse los trajes de baño empapados y ponerse ropa seca. La razón era simple: no debían montarse en el carro de papá mojados.


   ─ Hagan fila por orden de tamaño ─ Ordenó su padre, y comenzó a frotarlos.


   A él le tocaba el último lugar por ser el mayor. Era el peor puesto. Cuando llegaba su turno, la toalla estaba tan mojada y llena de arena, que en vez de secarlo, lo lijaba.


   Para dar el ejemplo a sus hermanos menores, soportaba estoicamente las embestidas de la toalla y el peine arañar su irritación. Él sólo se concentraba en represar las tercas lágrimas que se asomaban a sus ojos.


   Abrió la puerta del viejo Chevy, y sintió la onda expansiva del calor que se concentraba en el interior del auto. Al sentarse, sus nalgas se unieron al grito agonizante de su espalda. La manija para bajar el vidrio, también hervía, pero luego de varios intentos, sus dedos pudieron, finalmente, asirla para abrir la ventana.


. . . .


   La brisa acariciaba su rostro, calmaba un poco su piel abrasada. El azul del mar y su dulce olor, sosegaban siempre sus padecimientos. Era como un analgésico divino, que poco a poco, reducía sus males hasta hacerlos desaparecer.


   Muchos años después se preguntaría si el martirio posterior a los paseos de playa, era una cuestión de karma por ser descendiente de aquellos soldados quienes de niños debían ser curtidos de la forma más dura, para alzarse como viriles guerreros, hijos de la legendaria Esparta.


viernes, 20 de agosto de 2010

My dearest Monsieur….

     Ella llevaba semanas bloqueada. Al principio, hacía infructuosos intentos por escribir. Se quedaba largas horas con el documento de Word abierto y en blanco, el indicador del cursor titilaba como el tictac de un reloj encargado de subrayar la merma de ideas. Luego se rindió y se dedicó a inventar excusas para posponer el encuentro con la esterilidad.
     Él la atravesaba con sus rayos equis celestes y sus pecas de azafrán. Era capaz de leer más allá de los pretextos, y sabía que era ya demasiado el tiempo sin escribir siquiera un mensaje de texto, por eso, cual muso redentor, le regaló un incentivo.
     ¿Quién sabe?, quizás la magia de apuntar ideas, frases o letras, de modo tradicional, reviertan el ataque de frigidez literaria.
     Ella recibió el obsequio un jueves por la noche. Muchas veces antes la había visto, sabía que la usaron Hemingway y Picasso, los grandes pensadores, los intelectuales y los artistas… Era la legendaria libreta de notas Moleskine.
     Se apresuró a desentrañar el negro cuaderno del celofán que lo envolvía. Cerró los ojos. El olor a nuevo de inmediato la inundó, trasformándose en una suerte de goce místico.
     Tomó un lápiz de punta fina y comenzó a deslizarlo por el papel. Le gustaba el tacto con la hoja. Paró a pensar, comenzaron a fluir las ideas. Escribía, tachaba, borraba, intercalaba un dibujo, anotaba en el margen.
     Ella sonrió iluminada. Bajó la cabeza y comenzó a escribir.
   My dearest Monsieur…

miércoles, 4 de agosto de 2010

Amelia.

Nombre: Amelia Sánchez Redondo

AKA: Tiíta (para sus sobrinos) Doña Amelia (para el resto del mundo)

1. Nació en Alburquerque, España en 1928. Es la menor de dos hermanas.
2. Durante su niñez fue instruida, en su casa, por maestros privados. En aquella época, la universidad no era una opción para una “señorita decente”.
3. Es bajita, algo gruesa en la cintura, y de piernas flacas como cerillas.
4. Su busto es abundante y está bien puesto en su lugar.
5. A pesar de su avanzada edad, usa faldas muy cortas, tacones muy altos y escotes muy bajos. Le encantan las alhajas, cuanto más grandes, mejor.
6. Tiene poco cabello. Lo lleva largo, suelto, y mal pintado de negro azabache, un color que hace resaltar aún más los dos centímetros de blancas raíces que nacen de su frente.
7. Casi no puede ver sin sus lentes, y aún así, se rehúsa a ponérselos porque son tan gruesos como fondos de botella.
8. Delinea sus cejas con creyón negro. Nunca las traza ni derechas, ni simétricas. Usa la misma imperfecta técnica para pintar sus finos labios de rojo. El color, fluye por las arrugas de sus labios y crea una suerte de telaraña carmín que rodea su boca enmarcando su terrible dentadura.
9. Es viuda desde hace 15 años y heredó toda una fortuna de su esposo Antonio, quien era hijo único, de buena familia y farmaceuta. Hasta su último día la complació en todos sus antojos.
10. Nunca tuvo hijos.
11. Vive la mayor parte del año en un diminuto pueblo Extremeño. Madroñera, una suerte de Macondo español, es donde tiene un pequeño palacio, una gran finca y un séquito de lugareños, que la adulan alimentando su altivez, a cambio de dinero.
12. En primavera y verano, recolecta los pistilos de los cientos de rosas de azafrán que mandó a sembrar a un lado de la piscina.
13. Es caprichosa, altanera y arrogante. Tiende a tratar a todo el que le pasa por el frente, como a un sirviente.
14. Secretamente, tiene un gran resentimiento hacia su difunta hermana Isabelita, por haber emigrado a América. ¡Por su culpa, sus únicos parientes no son españoles castizos!
15. Quiere mucho a su sobrina. Le pide siempre que cuando muera, le mande a hacer misas… y luego le recuerda que es su heredera universal.
16. Siente gran debilidad por su sobrino - nieto. Le recrimina haber estudiado en “Jaguar” (Harvard). No entiende el gusto por lo americano. A su modo de ver. lo europeo es mejor. La escogencia lógica hubiese sido la Universidad Complutense, y si se empeñaba en el inglés, pues entonces, Oxford.
17. No pierde la oportunidad de persuadir a sus familiares de irse a vivir a España. Es tan intensa en su objetivo, que logra un efecto totalmente opuesto.
18. Le gusta comer bien. Se deleita con los dulces. Merienda pan mojado en aceite de oliva y espolvoreado con azúcar.
19. Le gusta jugar al mus.
20. En diciembre manda a preparar sendas piernas de jamón de Jabugo, y varias garrafas de aceite, producto de la primera prensa de sus olivares y los envía a Caracas.
21. Regaña a los que la llamen para felicitarla en su cumpleaños, ¿a quién se le ocurre celebrar la vejez?... Es en su santo, que le gusta ser agasajada.

lunes, 26 de julio de 2010

Natación como condición…

     Ayer escribía un post en el que mencionaba a John Harvard y recordé un cuento muy singular a cerca de la biblioteca de la famosa universidad. Tristemente, la historia resultó ser una leyenda urbana, pero es tan interesante que les voy a relatar los pormenores de todos modos.
     Visitaba la Universidad de Harvard para asistir a la graduación de mi hermano. Él nos daba el típico paseo a través del campus, y cuando llegamos a la biblioteca, quedé maravillada con una asombrosa historia.
     Resulta ser, que Eleanor Elkins Widener, dueña de una de las grandes fortunas de Estados Unidos a principios del siglo XX, abordó el Titanic junto con su esposo y su hijo Harry. A ella la ayudaron a subir, al igual que a muchas otras mujeres y niños, a los pocos botes salvavidas, mientras su esposo y su hijo se quedaron atrás a la espera de su terrible suerte.
     La señora Widener, donó grandes cantidades de dinero a la Universidad de Harvard, para la construcción de la biblioteca en memoria de su hijo, quien era un bibliófilo egresado de esa casa de estudios. Su única condición fue, que todo estudiante de Harvard, debía pasar el examen de natación para poder graduarse.
     Ella, quiso proteger a las generaciones futuras. Sintió que su hijo hubiera podido salvarse de morir ahogado, de haber sabido nadar… ¡Si claro! Y de haber aprendido a hibernar, para que no lo inmovilizase la hipotermia.
     Se sabe que otras prominentes universidades han usado derivados de este mito, cambiando el destino de los fondos donados y los nombres de los adinerados benefactores.
    Cualquiera que sea la razón por la cual las universidades solicitan estos exámenes de natación, lo cierto es que lo toman muy en serio. Al Dr. Mortimer Adler, quien obtuvo un PHD de la Universidad de Columbia, escribió más de treinta libros, dictó cátedra en esa casa de estudios y fue miembro de la junta directiva de editores de la Enciclopedia Británica, le fue negado su título de pregrado en 1923, por haber reprobado el test de natación.
     ¿Verdad o ficción?... No importa. ¡A nadar todo el mundo!

sábado, 24 de julio de 2010

Nunca es triste la verdad...


     Confieso que tengo muchos días ya, con la musa por el subsuelo. Así que hoy me he mirado al espejo y me he auto propinado un par de bofetaditas (suaves), a ver si dejo atrás el bloqueo.
     Ante la insistencia de uno de los miembros del club de apoyo literario (el Guari-french), debo producir otro post para mi blog y se me ocurrió un experimento. Lo malo es que si tengo éxito, y se genera un escrito medianamente interesante, mis problemas pasarán a ser de otra índole… del tipo doble A, por ejemplo.
     El experimento es el siguiente: replicar las condiciones bajo las cuales escribí las crónicas marcianas que tanto le gustaron al Guari: 1. Quedarme sola en casa. 2. Abrir una botella de buen tinto. 3. Música maestro. 4. Pedirle sugerencias de tema a algún cangrejo inmortal, y por último, prender a Delia (así bauticé a mi laptop).
     Manos a la obra…
     Primero esperé a quedarme sola en casa y descorché un Cabernet Sauvignon chileno. Muy bueno, por cierto. Check.
     Mi hijo menor, está con su amigo Bruno. Los cuida un niñero de lujo, recién llegado de Cambridge, Massachusetts. El vinito se está portando bien… lo digo porque el mismísimo John Harvard me acaba de guiñar el ojo desde el cielo, en un gesto cómplice de apoyo. Check
     Mi hija mayor, no es ningún obstáculo para mi escritura. Como está en plena adolescencia, no me dirige la palabra, así que no interrumpirá. No obstante, se fue al cine con su papá, que si suele ser una limitante al preguntar cosas cada cinco minutos… corrijo: segundos. Check
    Desde la mañana estoy en una onda de Serrat. Así que esta vez es el turno de mi adorado Joan. Check
    Luego de media botella, el sempiterno crustáceo decretó que el tópico de la tarde será el siguiente:
…Nunca es triste la verdad... lo que no tiene es remedio
     Hay opiniones encontradas. La mayoría, tomamos al catalán, tal como es… un dios de la poesía, de los cantares y de la vida. Otros, más notables, no estaban de acuerdo con la premisa, alegando que hay sólo una cosa sin remedio. La muerte.
     Mi humilde opinión es, que aún cuando es cierto que la muerte es irremediable, la verdad, es también inexorable, porque ante ella, tampoco hay nada que hacer… Ni siquiera pretender que los dedos pueden ser tapa soles.

Sinceramente suya
Julieta Capuleto.

viernes, 16 de julio de 2010

Quinientos cuarenta y cinco días…

Tanto le quería…
que tardé en aprender
a olvidarle, quinientos cuarenta y cinco días…
y sus respectivas noches.


viernes, 9 de julio de 2010

Colores verdaderos


Haz el bien sin esperar nada a cambio…

Más fácil de decir, que de hacer (como todo en la vida).
Casi siempre falla uno en la parte de no esperar nada a cambio. Persistentemente se espera ser correspondido, sobre todo si se ha dado lo mejor, con el mayor cariño del mundo… pero tarde o temprano… la vida se encarga de tomarte por el cuello y atizarte una hostia… de esas que te deja la nariz roja como un payaso… el ego amoratado…y el ánimo azul…

martes, 29 de junio de 2010

Los Ángeles y Charlie en escena.


No había dormido en toda la noche, el malestar y el cansancio eran tan grandes que falté a mi sagrada sesión matutina en el gimnasio. Sospechaba que mi inmaculada hoja de asistencia al taller de Literatura, comenzaría hoy a tener lunares.

El sentimiento de culpa no me dejaba estar enferma en paz. Mi “Superyó” usaba todo el peso de su instancia moral para pelear con la “Ello” adolescente que habita en mi y que quería quedarse en la cama sudando la fiebre y surfeando en la web.



Loli: - ¿te buscó?

Yo: - No. El catarro me está aplastando el cerebro y para rematar ando amargada con un severo ataque de malcriadez.
Loli: - ¿Y la profe?

Yo: - El lunes pasado me dejó plantada para irse con María Cecilia. Me imagino que si necesita que la lleve, me llamará o me enviará un mensaje.

Loli: - ¡Vale déjame buscarte que estás malita!

Yo: - Ando de malas pulgas… mejor llevo mi carro.


Ya varias compañeras habían llegado al salón de clases y estaban sentadas en sus respectivos pupitres. Al verme entrar, de inmediato me preguntaron por ella: la notable. Batiendo mi despeinada melena de un lado al otro y batuqueándome como una niñita mimada, les respondí que seguramente la traería María Cecilia, quien pisándome los talones, negó mi réplica alegando que había venido sola.

Me senté en mi acostumbrado puesto, tratando de ocultar mi creciente nerviosismo. Me sentía en el banquillo de los acusados, enjuiciada y convicta por el estúpido “Superyó”, que, secundado por mis compañeras, ya en este punto olfateaban mi debilidad y se burlaran de mí: the teachers pet.

Balbuceaba alterada n un mar de excusas... ya debía estar por llegar… de haber estado esperando por mí, me hubiese llamado o enviado un “piche” mensajito de texto.

Como un vaticinio telefónico:

RINNNNNNNGGGGGGGGG

Yo: - ¡Hola profe! (dije intentando ocultar mi trémula voz y las risas de las cdm’S)

….

Yo: - Aquí cerquita… Si…ya estoy llegando.

….

Salí corriendo a toda prisa, seguida de mi escuadrón de apoyo literario… Los Ángeles y Charlie protagonizaríamos una escena juntos, y en menos de cinco minutos, traíamos de vuelta al aula a la sabiduría personificada, (TR-zone incluida) para una nueva sesión de letras.

miércoles, 23 de junio de 2010

Daliborka es una cosa de negros…

     Ayer le contaba a una amiga que comencé a dictar clases de arte a un grupo de niños. Extrañada me preguntó dónde había estudiado docencia. Sonreí y le contesté: “En la Torre Daliborka”.

     No entendió, por supuesto, y yo, una vez más, añoré la presencia de mi hermano. Estaba segura que de haberse encontrado allí, sólo hubiese tenido que subir la mirada para darme cuenta de su guiño cómplice.
     En mis años de adultez he disfrutado de una especial relación de afecto con mi hermano, somos confidentes y amigos incondicionales. A menudo me encuentro agradeciendo a Dios por no haberlo “ahorcado” cuando éramos pequeños y nuestros días consistían en dormir, comer y pelear por todo.
     Siento que somos de la misma especie, que hablamos el mismo idioma…. Los negros americanos lo explican así cuando conversan con blancos: ‘It’s a Black thing”… como queriendo decir: “no entenderías, tendrías que llevarlo en la sangre… es cosa de negros”.
     Hace unos años hicimos un viaje a Europa en el que disfrutamos de una manera muy especial, porque fuimos con nuestros padres y sin nuestras respectivas parejas e hijos. La dimensión desconocida retrocedió el tiempo para mi hermano y para mí, dejándonos el regalo de la fraternidad y la unión tan escasas en nuestra niñez. Fue un viaje mágico.
     En el castillo de Praga nos quedamos maravillados con la leyenda de una suerte de “Robin Hood” checo; un noble llamado Dalibor of Kozojedy, quien fue sentenciado a muerte por darle cobijo a rebeldes. Mientras esperaba su ejecución, aprendió a tocar el violín con tanta gracia, que atraía a gente de toda Bohemia, y se congregaban conmovidos al escuchar las tristes melodías.
     Se hizo tan popular que las autoridades temían anunciar la fecha de la ejecución. Hay otras teorías menos románticas, pero no vienen al caso y es por esto que la torre donde se encontraban estas mazmorras, fue nombrada en honor a su prisionero más famoso: Daliborka.
     Gracias a esta leyenda, en Praga no existe la típica excusa de estas latitudes al no saber hacer algo… Si Dalibor aprendió a tocar el violín en cautiverio… todo es posible.
    Desde ese maravilloso viaje, Daliborka es la sempiterna referencia entre nosotros… Aunque mi hermano tiene los cachetes más rosados que niñito de páramo andino… “It’s a Black thing”.

jueves, 17 de junio de 2010

Inocente semántica.


     El vagón estaba repleto. Hacía horas que sentía las piernas entumecidas y a punto de acalambrarse. Cambió de posición y se concentró en observar a los demás para distraerse de su incomodidad. Las caras del resto de las personas que viajaban con ella competían en palidez y fatiga.
     Pequeñas partículas de nieve flotaban dentro del vagón. Se escapaban del blanco y gélido paisaje exterior.

     Tenía hambre y sed, pero las enseñanzas de su madre le impedían quejarse una dama no pierde jamás la compostura”. Tomó su barra carmín y coloreó sus labios, recordaba aquello que le habían dicho días atrás… “A donde vas, no necesitarás nada”.

     El chillido de los frenos fue repentino y muy desagradable. El tren paró. Uno de los chicos más jóvenes corrió a la pequeñísima ventana enclavada en lo alto de la pared lateral.

     - ¿Qué ves muchacho? Preguntó un hombre.

     - Una estación… creo. Dijo el chico vacilante.

     - ¿Tiene algún nombre?

     Era un idioma distinto al de su Hungría natal. Le costaba mucho descifrar y pronunciar aquel alfabeto tan diferente al suyo.

     - A… USCH… WITZ. Balbuceó inocente.

viernes, 11 de junio de 2010

Crónicas del mundial desde una perspectiva marciana…

    
      Hace un par de semanas me fue encomendada una crónica sobre la esquina de las barajitas de Los Palos Grandes. Esto fue para mi una patada en el hígado porque detesto el fútbol, y sin embargo, me llené de valentía tomé mi libreta, mi lápiz y con la mejor disposición que pude, bajé a entrevistar a todo aquel que veía con álbum Panini en mano ¿El resultado?... desastroso, por supuesto.
     La crónica más plana y sosa de esta tierra… Esa la escribí yo.
   De nada valió hacer referencia a los hermosos escritos de Federico Vegas sobre la femenina pérgola de la recién inaugurada Plaza de Los Palos Grandes; ni a las nubes de mariposas amarillas hipnotizadas por el olor a lluvia de las deliciosas tardes de junio, en ésta Caracas saturada de peste y calima.     No la entregué. Preferí excusarme… Hasta ser tildada de irresponsable era mejor opción que ser reconocida como la autora de semejante adefesio.
     Sin embargo, con el transcurrir de los días no dejaba de pensar en la fiebre del futbol que contagiaba a cuanto mortal me cruzaba por la calle.
     En el Facebook, muchos de mis amigos pintaron las caras de la fotografía de su perfil, con los colores del equipo de su preferencia. Parecen niños en una piñata luego de una sesión con las payasitas “ni fu ni fa”.
    Los carros ondean banderas, en algunos casos varias. Eso no lo entendí, ha de ser que     mamá, papá e hijos son fanáticos de distintos equipos.
    Son apenas las 5 pm. Del 11 de junio y ya mi estómago no da para más futbol. Hasta náuseas me causa tanta mariquera… Si la vino tinto participara, otro gallo cantaría (creo).
     A las diez de la mañana comenzó mi eclecticismo marciano por facebook, y para mi sorpresa, no soy la única:
Julieta Buitrago: Yo confieso ante Dios todo poderoso y ante vosotros hermanos… Que soy la única marciana a la que no le gusta el freaking futbol!!!
     ¡Diez comentarios de apoyo y solidaridad!
Julieta Buitrago: Mi hermano me acaba de decir que soy una suerte de "Ebenezer Scrooge" futbolística y no pude desmentirlo!
      ¡Tres comentarios me respaldan y envían a mi hermano a la porra!
Julieta Buitrago: Definición de eclecticismo: hacer marquesas de chocolate por encargo, mientras se toman vinitos en la soledad… oyendo el concierto de Juanga en el Palacio de Bellas Artes dedicado a la entonces pareja presidencial, Salinas de Gortari… Cuando el resto de la humanidad está en pleno Waca Waca -Desde Marte reporta: Julieta Capuleto. “Porque cuando nos vaya mal, nos vaya como esta noche (léase con acento mejicano)” Juanga dixit.
¡Tres comentarios en Pro de mi locura!… uno de ellos vía satélite desde la ciudad de la luz
El comentario que más gracia me hizo, y quizás con el que más identificada me siento, provino de mi gran amiga Rosa: “Amiga creo que estas un poco perturbadita… jajaja nada grave… Igual te quiero”.
Sin más a que hacer referencia, se despide de ustedes esta “perturbadita” marciana y atea de la religión futbolística.

miércoles, 9 de junio de 2010

Spinning.


   Pum, pum, pum. El ritmo de la música es rápido, tanto o más que mi corazón acelerado y rebosante de adrenalina. Somos dieciséis al mismo compás, pedaleamos en idéntica armonía y aún cuando estamos estáticos, hacemos un gran esfuerzo por seguir al líder.
   Sube la temperatura. Cierro los ojos para concentrar el brío. Ahora estoy sola. Siento caricias en mi rostro, en mis brazos, en mis pechos… Son las gotas de sudor que al deslizarse lo mojan todo.
   Oigo mi latido, también mi respiración y todo se funde en simetría con el movimiento. Mis venas pulsan cada vez más rápido… Pum, pum, pum… vibra en cada centímetro de piel.


   - ¡Vamos! ¡Fuerza!... ¡No se queden atrás!... ¡Ya vamos a llegar! – grita el profesor.


   Mis piernas duelen. Hace daño. Hace bien… Me desborda la agonía… Deliciosa agonía…. Profundo suspiro.
   ¡Llegué!

martes, 8 de junio de 2010

Paloma

Ella caminaba lo más rápido que podía con un par de baldes rebosantes de agua. Trataba de apurar el paso para deslastrarse del perro que insistentemente la olfateaba en sus partes íntimas. El jadeante animal no paraba de acosarla al tiempo que cruzaban el patio. Sucumbía a la oscilación para ganar algo de velocidad, pero era inútil, el perro no le perdía la pista, aullaba e insistía como si persiguiera a una hembra en celo.

Ya en la platabanda, soltó uno de los baldes en el piso y se apresuró a entrar en la improvisada jaula hecha de alambre de gallinero y láminas de zinc. Cerró tras de sí la puerta, y se dispuso a llenar el bebedero de las palomas.

El agua fresca caía en la ponchera y salpicaba alrededor mojando el arenal y a una paloma que no se movía como las otras. La joven se inclinó para recogerla. Un hilo de sangre surgía de la cabeza de la blanca paloma. Con ambas manos la llevó hacia su pecho y se puso de pie. El perro, afuera de la jaula, no paraba de ladrar cada vez más fuerte.

La joven asomó su cabeza para llamar al perro. Con su mano fuera de la jaula, sacudía al blanco y espantado pájaro para captar la atención del perro. Al lograr su cometido, arrojó lejos de sí a la moribunda paloma para salir corriendo de la jaula.

El perro, de inmediato comenzó a devorar al ave.

jueves, 3 de junio de 2010

La sirena

Osmel la había llevado al atelier de la renombrada diseñadora Piera Ferrari, y cuando el vestido estaba casi listo, plantó a la modista, porque su buen amigo Guy Meliét, en un ataque de inspiración al mejor estilo de los grandes maestros, había diseñado una de sus más hermosas creaciones y le pidió a una chica especial para lucir su obra. El traje tendría como base una tela color piel para dar la sensación de desnudez. Estaría cubierto de grandes lentejuelas de acetato tornasolado, bordadas a mano con canutillos transparentes. De gasa francesa de diversos colores, semejantes a los destellos de las laminillas, estaría hecha la cola. – ¡Te vas a ver como una sirena rodeada de espuma marina! Dijo el satisfecho diseñador con su distintivo acento galo.



Horas esperó parada haciendo las veces de maniquí viviente en el estudio del virtuoso Meliét. Se quedaba quieta y maravillada observando el laborioso trabajo. Primero construía un vestido con lienzo blanco, lo hacía sobre el cuerpo y sólo cuando ese patrón estaba perfecto –sin arrugas ni bolsas- era que el cortaba las costosísimas telas importadas. ¡No podía creer que el blanco modelo sería descartado luego!

sábado, 29 de mayo de 2010

La teta asustada

Siempre me he vanagloriado de terminar de ver todas las películas que comienzo, aún cuando sean malísimas. Hace pocos meses tuve que hacer un esfuerzo titánico para no apagar el DVD en medio de “La teta asustada”.

Hoy escribo estas líneas para confesar, algo avergonzada, que gracias a una asignación recibida en clases de narrativa, veo este film con ojos muy diferentes.

Sigo pensando que ésta película peruana es dolorosamente lenta, sin embargo, lejos de ser mala, como la tildé al principio, es absolutamente interesante.

Dirigida por Claudia Llosa, (Si. Sobrina del afamado escritor) fue nominada al Oscar como mejor película extranjera, en la más reciente ceremonia de los premios de la academia.

Trata de una joven indígena que padece una enfermedad heredada de su madre, una víctima de la violencia política ocurrida en el Perú en las últimas dos décadas del siglo XX. A través de su leche, y de los cánticos en dialecto quechua sobre las terribles historias de violaciones y terrorismo, la madre de Fausta la condena a vivir sin alma y con un feroz miedo, dentro de una burbuja de traumas.

Luego de investigar concienzudamente para que mi iceberg estuviese bien completo, aún cuando sólo le se vea un pedacito, pude descubrir un rompecabezas de símbolos visuales utilizados para darles profundidad a la trama y a los personajes.

Fausta está tan desesperada por obtener dinero para enterrar el cuerpo de su madre, que le vende sus canciones tristes a Aída a cambio de perlas. Esto se parece mucho a “La sirenita” quien también cambia su voz, por un cuerpo humano. Es de los recursos que más me gustaron.

Será esa la escena que describiré.

miércoles, 26 de mayo de 2010

No me rendiré.

Demasiado. Muy poco. Muy lineal. Muy descriptivo. Carente. Pesado…



Un viejo maloliente en un cuarto de hotel barato... corrompe a joven virgen y la lleva a la mala vida… la historia trillada la de la inmensa soledad en el mundo, que se puede ver en cámara lenta a través de las manillas del reloj… personas tan cansadas y mutiladas por el desamor…o tal vez por el amor… el terror de un alma sola padeciendo en un rincón… suicidándose en las cloacas de una ciudad roja… Debe existir una forma. Tiene que haber una manera de contar esas y tantas historias… ¡Se tiene que poder! ¡La tengo que encontrar!

martes, 25 de mayo de 2010

IV

No podía abrir los ojos. Los sentía tan hinchados por el prolongado llanto de la noche anterior, que tuvo que esperar largo rato para hacer un nuevo intento. Sentía la cálida luz del día colarse por la ventana para bañar su cara y una sonrisa espontánea escapar de su boca. Estaba liviana, como si un monumental peso hubiese sido retirado de su espalda. Se extrañaba de lo a gusto que estaba tumbada en su cama… todo tenía mejor color, mejor sabor… era como si un piadoso ángel de la guarda hubiese sustituido las ganas de morirse que la embargaban antes de quedarse dormida, por un indescriptible gozo.

No tenía obligaciones, no había compromisos, sólo sentía el placer de la levedad y la pereza. Podía quedarse en pijamas sin siquiera cepillarse los dientes. Descalza, despeinada y sin maquillaje deambuló por su casa el día entero.

Encendió el aparato de televisión y se quedó un largo rato viendo las entrevistas que les hacían a la nueva Miss Venezuela y a su cuadro de honor. No serían sus hombros sobre los que caería una avalancha de abrumadores quehaceres y responsabilidades que se multiplicarían en progresión geométrica. Agradeció por eso.

jueves, 20 de mayo de 2010

Sábado de ficción

-Este sábado quiero hacer una paellita, dijo entusiasmado.

Yo sonreí a sabiendas que usaba el singular a la ligera…el “yo” muy pronto se transformaría en “nosotros”, y al poco rato en “yo” nuevamente… pero él dejaría de ser la primera persona.

Luego fue a casa de su buen amigo a pedirle la paellera prestada. Debo acotar que, aunque margariteño, su amigo habría sido un buen alemán, por aquello de lo estricto con los préstamos.

Llegado el día nos levantamos temprano para ir al mercadillo del barrio y encontrar los mejores ingredientes.

Sabía que no iba a ser fácil, pero no imaginé que terminaría apestosa a pescado, con las manos llenas de ampollas, lavando todos los utensilios de la cocina varias veces, y para rematar, siendo la bruja más amargada, regañona y malvada del planeta.

- Monta el caldo que yo hago todo lo demás. Dijo

Seguramente con “todo lo demás” se refería a limpiar ocho calamares… no sin antes romper un huevo en el piso, llenar el tope de la cocina paredes y piso de juguito de calamar (tinta incluida)… sólo para empezar la lista de desastres.

Lo siento, no pude evitarlo, tenía que hacerlo… decirle que tuviese más cuidado, y preguntarle si creía que sería posible algún día (no tenía que ser en un futuro cercano) no romper al menos un huevo al llegar del mercado!!!

A partir de ese momento se echó a perder el sábado…

Luego de comer y reposar un rato le dije que me ayudara a limpiar el desastre de cocina.

- ¿En dónde guardo las sobras? Preguntó

Le di un envase y seguí lavando los platos absorta en mis tontos pensamientos: “de haber encargado la paella en La Castañuela, habríamos gastado la mitad de dinero y ahorrado la totalidad del esfuerzo de lavar esta infinita torre de platos”.

Un sonido metálico me sacó de mi abstracción… Grité: - ¡cuidado! La paellera es de teflón y no puedes usar metal! ¡La vas a rayar!

Indignado me dijo que estaba cansado de mis humillaciones y en un acto de oronda malcriadez salió de la cocina. Estaba bravísimo.

Después de varias horas de limpieza sabatina, entré a la habitación y le dije que no se pusiera así; que me disculpara por el grito; que me preocupé por la paellera; que como era prestada debíamos ser el doble de cuidadosos.

Él: - Yo estaba teniendo cuidado. Dijo

Yo: - ¿No estabas usando una cuchara de metal para raspar el arroz?

Él: - No.

Yo - ¿me vas a decir en mi cara que no era de metal? Le pregunté incrédula

Él: Bueno si –admitió- ¡pero yo no la iba a rayar, lo estaba haciendo con cuidadito!

Yo: - Ante eso no hay argumento. Estoy sin palabras. Salí del cuarto.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Bono recites Bukowski

Perdida por falta de experiencia.

Cuando abrí la puerta del carro sentí el penetrante calor golpearme la cara. Imaginé que así debía sentirse la onda expansiva de una explosión. Juancito y yo nos bajamos del carro mientras Felipe encontraba un puesto para estacionar.
Eran las nueve y media de la mañana y sólo se veía a una docena de personas en el porche de la ruralísima casa. “no hay tanta gente” –pensé ingenua sin haber visto antes el interior del recinto… y pregunté quién era el último en llegar. Una señora que se encontraba en medio de la calle respondió que era ella. Me coloqué detrás y me dí cuenta del porqué esperaba a mitad de la calzada…. Huía del sol abrasador que ya a esa hora era un castigo.
Después de su tercera vuelta en carro, ví a Felipe aparecer como un energúmeno diciendo casi a gritos – “¡sólo a ti se te ocurre pedir la cita del pasaporte en Caucagua!” – “¿te costaba mucho pedirla en Los Teques?”
Supuse que ya había olvidado el vía crucis que hace tan sólo un mes, vivimos en el SAIME de Los Teques…
Yo: - ¡No Felipe!, ¡no elegí Caucagua! ¡El sistema te asigna la oficina al azar!… ¿Por qué te pones así? ¿Crees que a mi me encanta achicharrarme en Caucagua?
Felipe: - “!si no hubieses puesto como opción Caucagua no nos habrían mandado para acá!”
A todas estas el tono iba in crescendo y la gente volteaba a ver qué pasaba…
Yo: “Y si tú eres tan diligente y te las sabes todas… ¿porqué no hiciste la cita? ¡El que quiere algo bien hecho debe hacerlo por si mismo! ¿No es así?... ¡al menos yo hice algo!” – grité perdiendo mi compostura.
No pude evitar pensar…”Nunca discutas con un imbécil, te hará descender a su nivel y allí te ganará por experiencia”.

miércoles, 12 de mayo de 2010

The mission: Gabriel's Oboe

¿Quién es el sujeto que se comió a mi papá?

¿Qué pasó? ¿Quién es el sujeto que se comió a mi papá?
Desde que tengo uso de razón he sentido una gran admiración por mi papá, nunca deseé tener otro, para mí siempre fue el más inteligente, el más sabio, el más bondadoso, el más justo, el más generoso; una suerte de superhéroe mezclado con premio novel y estrella de cine…
No sé qué ocurrió, cuándo o cómo cambió… no sé si son mis ojos los que perciben distinto… o si es la realidad lo que ven… ¿Será que la Electra que había en mi, se murió? ¿O que Agamenón siempre fue un espejismo?
¡Quiero que me devuelvan a mi papá!

domingo, 9 de mayo de 2010

Más del cuento...


     Del Estado Apure únicamente conocía el nombre de su capital. Siempre pensó que las chicas eran oriundas de la región que representaban. Le pediría ayuda a su tío que era un erudito. Las demás personas tenían diccionarios y enciclopedias, ella tenía a su tío, el hombre más sabio y estudioso del mundo. Estaba segura que él le prepararía una guía tan magistralmente buena, que con tan sólo leerla, se convertiría instantáneamente en apureña.

     No sabía aún, que poco importaría si estaba al tanto o no de la información histórica o geopolítica de Apure.
     Durante esos tres meses aprendería el valor de disfrutar del viaje en vez de sólo pensar en llegar. En su afán de ponerse a la par de sus compañeras, que ya tenían casi un año preparándose para el concurso, terminaba exhausta sollozando y desvanecida del cansancio en cualquier rincón del salón de ensayos.
     En sólo unas pocas semanas tendría que transformarse. No sólo debería aprender a caminar con zapatos de tacón tan altos que harían a cualquier mujer irse de boca, habría de hacerlo con gracia y fluidez. Para ello, se vería obligada a pensar en los tacones como una prolongación natural de su pie, por lo que únicamente le estaba permitido quitárselos para ducharse y para dormir. Cada paso se convertiría en un suplicio, era como tener fracturados todos los dedos de los pies. No podía evitar pensar en la barbarie china de los pies de loto.
– !No te angusties chica!, quita esa cara de martirio. Te aseguro que terminarás por acostumbrarte. Decía la profesora de pasarela… Y tendría razón.